Sara Black, estilista con carácter y paciencia agotada, vivió otra decepción con su marido, que la dejó colgada el día de su aniversario. Harta de ser siempre la segunda opción, se dejó seducir por uno de sus clientes que sabía exactamente cómo mirar… y cómo tocar. Él le ofreció mucho más que conversación: le enseñó lo que es una verga dura, potente y lechosa.